En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor… y aquí tenemos a nuestro particular hidalgo y su siempre fiel Sancho, por supuesto en tal homenaje no podían faltar ni Rocinante ni el burrito rucio.

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